Cuando hace algo más de diez años se reformó la ley de socimis, el Gobierno de España intentó con ello despertar el interés de los inversores institucionales (y también el de los minoristas) para recuperar un sector tan esencial para la economía española como es el inmobiliario.
Desde 2008 el sector se había visto directamente afectado por la crisis financiera internacional y seguía sumido en un panorama poco alentador. Con buen criterio, el Ejecutivo pensó que la solución idónea era ofrecer a las inmobiliarias especializadas un vehículo de inversión específico, las socimis, equivalentes a los real estate investment trust, conocidos en buena parte del mundo por su acrónimo REIT.
Es muy probable que buena parte de la historia de éxito del sector inmobiliario español en estos diez últimos años se haya debido a la creación y crecimiento de las socimis. Han sido una fórmula clave para profesionalizar el sector, y a la vez para dotar al conjunto de las compañías de los máximos estándares de gestión profesional, transparencia y rigor financiero.
En especial, las cuatro socimis que cotizamos en el Mercado Continuo, hemos aportado una oportunidad de inversión fiable, predecible y atractiva. Lo es, tanto para inversores institucionales a largo plazo, muchos de ellos internacionales, como para los miles de inversores minoritarios que han optado por invertir en un vehículo que les ofrece oficinas, hoteles, naves logísticas, centros de datos o centros comerciales gestionados al máximo nivel.
En Lar España tuvimos la fortuna (y la responsabilidad) de ser la primera socimi que salió a cotizar, y además lo hicimos en el Mercado Continuo. Junto con el resto de las que cotizamos en este mercado, por free float y liquidez formamos un capítulo específico y diferencial dentro del régimen de las socimis nacionales, rasgos distintivos que, en parte, se corresponden con los criterios con que la European Real Estate Association, EPRA, acoge a sus miembros.
Si nos atenemos a los informes elaborados por PwC, solo en los cinco primeros años de vida, las socimis repartimos cerca de tres mil millones de euros en dividendos, incluidas primas de emisión. Las cuatro del Continuo, hemos aportado una inyección de liquidez y, sobre todo, de confianza para un sector que, en la práctica había desaparecido con la crisis financiera internacional de 2008.
Diez años después, nueve de cada diez de nuestros inversores son internacionales, y representan, en conjunto, el 69% de las inversiones en nuestras compañías.
Si hablamos de los diez años completos, la cifra será sustancialmente superior. Solo en Lar España se habrán repartido en ese tiempo cerca de 400 millones de euros, estando a la cabeza de las cotizadas nacionales por retribución al accionista. Conviene además tener en cuenta que las acciones de la compañía se revalorizaron el año pasado un 45,5%.
Desde Grupo Lar hemos participado por partida doble en ese compromiso. Desde la creación de la socimi, hemos sido accionistas de referencia de Lar España, y además, hemos asumido la gestión global de sus activos e inversiones. Desde entonces, el Grupo ha elevado su participación en Lar España hasta el actual 10%, lo que constituye una forma de subrayar nuestro compromiso. Nos comprometemos a través de la gestión, de nuestro nombre, y formamos parte relevante de su accionariado.
El resto de accionistas también ha demostrado estabilidad y confianza y hemos contado siempre con accionistas estables y de largo plazo, contando con inversores muy relevantes, y primeras marcas mundiales en el mundo de la inversión. Inversores financieros, aseguradoras, fondos de pensiones, fondos especialistas en real estate y relevantes family offices, componen una parte muy relevante del accionariado actual.
El año en que apareció Lar España, las inversiones en retail crecieron casi un 1%. Fue una cifra estimulante, porque rompió la tendencia a la baja comenzada en 2008. Nuestra socimi creyó desde el primer momento en la resiliencia del retail y en su recuperación, a pesar de que en la época muy pocos analistas y expertos le veían futuro. El auge del e-commerce y los síntomas de agotamiento del modelo en Estados Unidos o Inglaterra le hacían ser unánimemente considerado el sector más expuesto de todos.
La realidad es que, en estos últimos diez años, el sector ha sabido primero darle la vuelta al apocalipsis retail, uno de los tópicos más infundados de la década, y después superar la más devastadora pandemia del siglo, además de situaciones geopolíticas muy complejas.
Centros y parques comerciales han salido reforzados de estos desafíos. En suma, han sido diez años muy intensos que Lar España ha superado gracias a una única fórmula magistral: adaptación continua al cliente final, foco en su experiencia de compra y gestión omnicanal. Es una evidencia comprobada que los comercios “on” y “off” se necesitan mutuamente para triunfar, son más complementarios que nunca, y en esa intersección los centros se han consolidado como punto final de muchas de las transacciones digitales y físicas.
La innovación es la otra gran herramienta de presente y futuro de nuestro sector. La propia estructura, el diseño interior, las modernizaciones periódicas y la distribución de superficies en los centros de última generación así lo corroboran. Es una evidencia que hasta las grandes tiendas online están abriendo espacios físicos emblemáticos como herramienta para consolidarse. El comercio digital permite aplicar el conocimiento de los clientes y el diálogo constante con ellos, entender sus necesidades, prever sus preferencias y adaptarse en todo momento a su demanda de ocio y entretenimiento.
Con todo, si algo hemos aprendido en estos 3.653 días transcurridos en los diez primeros años de Lar España es que la gestión, en retail, lo es todo. Nuestro sector siempre es un concierto para tres voces: la de la compañía, la del comerciante y la del cliente final, donde solo con equipos profesionales de alta calidad se puede extraer la mejor melodía.
El retail es probablemente el negocio inmobiliario más complejo e innovador de todos. También aporta los mejores resultados cuando la omnicanalidad se estructura, se planifica y se consigue a diario. Los centros y parques bien gestionados seguirán por delante a su tiempo y tendrán un futuro tan brillante y placentero como el que nos gustaría seguir construyendo para los accionistas y los clientes de Lar España.